Hace 20 años, cuando el mundo se enteraba del fallecimiento de Freddie, a causa de una bronconeumonía oportunista luego de cuatro años de lucha silenciosa contra el VIH, el conocimiento sobre esta pandemia era escaso, se tejía una amplia mitología alrededor de un virus casi desconocido para gran parte de la población, pero que ya había cobrado muchas vidas.
Fue la partida del gran Freddie la que puso al VIH en el ojo del mundo y con ello empezó a posicionarse la lucha. Sin embargo, el desconocimiento o la falta de conciencia frente al tema aún hoy están presentes. Se ha avanzado mucho, se han dado enormes pasos desde aquel tiempo, pero falta mucho por hacer aún, y como voluntarios, avocados a la labor de sensibilizar y educar a las personas, tenemos la misión de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para crear conciencia, promover una sexualidad plena y responsable y sobre todo promover el respeto por las personas.
Freddie Mercury es sin duda uno de mis cantantes preferidos desde niña y me gusta imaginar a veces cómo sería ahora, cómo hubiera festejado su cumpleaños número 65 hace algunas semanas, posiblemente cantando, celebrando una vida vivida al máximo y llena de pasión por la música. Hoy somos quienes oímos su voz los que recordamos su gran legado, pero también somos nosotros los encargados de luchar contra el VIH y procurar que el SIDA no siga llevándose a grandes hombres y mujeres.
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